Jesús está en camino. Sabemos que sube a Jerusalén en compañía de sus discípulos. Una gran muchedumbre camina también con él. Pero aquí Jesús ya no hace milagros, ya no predica a las multitudes… se dedica a instruir a sus discípulos: “Volviéndose a sus discípulos, les dijo: ‘Si alguno quiere seguirme y no me prefiere a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, más aún, a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo”. Con estas palabras Jesús quiere dejar muy claro que ser su compañero de camino o su discípulo, no es empresa fácil. Esto es algo que requiere constancia, fuertes convicciones, espíritu de sacrificio… y, sobre todo, libertad para poner a Jesús como centro, como principio y fundamento, frente a toda persona, cosa, posición, trabajo, proyecto.
Una vez más, Jesús recurre a las parábolas para que sus discípulos ponderen y tomen conciencia de los riesgos y dificultades que conlleva su seguimiento: “¿Quién de ustedes, si quiere construir una torre, no se pone primero a calcular el costo, para ver si tiene con qué terminarla?” Seguir a Jesús no es una decisión que se pueda tomar a la ligera, en un momento de euforia, así sin más ni más. Hay que saber a dónde y con qué contamos: “¿O qué rey que va a combatir a otro rey, no se pone primero a considerar si será capaz de salir con diez mil soldados al encuentro del que viene contra él con veinte mil?”
Jesús insiste finalmente: “Cualquiera de ustedes que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo”. Una invitación al desprendimiento, a no apegarse a ninguna cosa fuera de él.
Preguntémonos: ¿Cómo es mi seguimiento de Jesús? ¿Realmente Él ocupa el lugar principal en mi corazón? ¿Qué cosas me impiden seguirlo plenamente?
Señor Dios, de quien nos viene la redención y a quien debemos la filiación adoptiva, protege con bondad a los hijos que tanto amas, para que todos los que creemos en Cristo obtengamos la verdadera libertad y la herencia eterna. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
SEPTIEMBRE: MES DE LA BIBLIA
En la Iglesia, septiembre está dedicado a la Biblia dado que el 30 del mismo celebraremos la fiesta de San Jerónimo, un gran biblista que tradujo los originales al latín y de su traducción tenemos actualmente las distintas versiones de la Sagrada Escritura.
¿73 O 72 LIBROS DE LA BILIA CATOLICA?
La Tradición apostólica hizo discernir a la Iglesia qué escritos constituían la lista de los Libros Santos. Esta lista integral es llamada “Canon” de las Escrituras. Comprende para el Antiguo Testamento 46 escritos (45 se si cuenta Jeremías y Lamentaciones como uno solo), y 27 para el Nuevo Testamento.
JUNTA DE DECANATO
El miércoles 7 en Villa Aldama tendremos los sacerdotes de la zona pastoral nuestra reunión mensual de decanato. Les pedimos nos acompañen con su oración.
NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARIA: 8 DE SEPTIEMBRE
Esta fiesta es también conocida con el nombre de la Divina Infantita. “Aún antes del nacimiento de Juan el Bautista, el de María es un anuncio del nacimiento de Jesús, el preludio de la Buena Nueva. La llegada de esta niña al hogar de Joaquín y Ana significa para el mundo la verdadera esperanza y la aurora de la salvación”. En la Santa Misa de 18:00 hrs. nos encomendaremos a la Virgen María.
LA RIFA DE LA ESTUFA
El 18 de septiembre será nuestra rifa de la estufa across, de los tres mil pesos y del combo cafetera y licuadora. Aún nos quedan talonarios. Pedimos que vayan entregando el importe correspondiente y desde luego que agradecemos su generosidad.
